Las Vegas NV (ENTRAVISION).- Julio César Chávez lleva 6 años limpio, pero antes de encontrarse con Dios, vivió durante años y años el infierno de las drogas le confesó a Miguel Gurwitz.
“Si recuerdo el primer día que inhalé cocaína, fue después de la pelea contra el Macho Camacho, allí cometí la estupidez. De allí en adelante ya no pude darle vuelta para atrás”.
Y Habló de sus ilusiones siempre soñé con ser campeón del mundo, tener casas, terrenos, yates, gané muchísimo dinero, gané 100 millones de dólares, un Lamborghini que me costaba medio millón de dólares, me lo compraba, un yate en un millón de dólares me lo compraba, un avión privado, tres millones de dólares, me lo llevaba”.
Eso de ninguna forma fue solución a la soledad que sentía “Sin embargo me sentía solo y vacío, por ello busqué la droga, estaba escondido en un cuarto drogándome, vivía en una mansión, pero yo estaba en mi cuarto drogándome, pasaron días, meses, años, y seguía drogándome”.
Es allí donde comienza la relación de Julio Cesar Chávez con el narcotráfico y asegura conocer a todos los narcotraficantes del mundo, desde el más pequeño al más grande, porque todos querían tomarse la foto, pero hasta allí la relación.
“Mis hijos sufrieron mucho, porque lógicamente yo trataba mal a su mamá, no me daba cuenta porque estaba drogado, insultaba a mis hijos, todo por estar metido en el alcohol y la droga, y tus seres queridos son a los que más rechazas, Una vez quise suicidarme, le jalé dos veces el gatillo a la pistola, no salió la bala, le intenté una tercera y mi cuñado alcanzó a quitarme la pistola, evitó que la bala llegara a mi cerebro, ahí vi a Dios” reconoció.
E hizo un reconocimiento a su hijo y esposo de obligarlo a dejar las drogas “Julio mi hijo y mi señora tuvieron el valor de llevarme a una clínica porque vomitaba sangre, allí grité y lloré, pude recuperarme y a la fecha llevo seis años limpio”.