Ciudad de México, (ENTRAVISION).- Al interior, Mauricio Oachmann y Aislinn Derbez realizaban un amarre de tilma y huipil, para retener el amor como mayor fuerza del universo.

Al exterior los equipos de prensa, entre los que se encuentran los de Univisión, reclamaron que los comunitarios estuvieron pidiendo dinero para permitirles moverse libremente, “según ellos, el sitio se rige por un reglamento que prohíbe realizar grabaciones de cualquier tipo, varios compañeros fueron retenidos y amedrentados por éstas personas”.

Dentro, Mauricio Oachmann y Aislinn Derbez se ajustaron a rituales de Temazcal para permitir la sanación y la purificación, el retorno al vientre de la madre tierra, una regresión a su ser interno para visualizar lo que van a hacer juntos después.

Fuera, hostigamiento ante aquellos que no habían realizado su pago para obtener una patente de corso, donde se justificaba la falta de policías porque la mayor autoridad es el pueblo de Tepoztlán, que se rige bajo el sistema de usos y costumbres, pagan o se van era la órden.

En la boda, un fuerte cerco de seguridad con el objetivo de que nadie tomara imágenes, fuera, los trucos para saber que primero está la información al público, así sea poniendo en riesgo la integridad física, una boda entre Mauricio Oachmann y Aislinn Derbez que busca paz y genera encono.